Pasteles… deliciosos, enormes, de muchos colores… nunca había visto tantos pasteles juntos en toda mi vida!...
Aquel aroma a pan llegaba a los rincones más lejanos en muchos kilómetros.
Mi abuelito los horneaba y los decoraba; luego los llevaba a su pastelería, pero… ¡Nadie se los compraba!, ¡Ni se los comían! Yo siempre le pedía a mi abuelito que me dejara comer uno, pero él solo decía: “¡Esos pasteles no te los puedes comer! … Son para un gran hombre, Te prometo que el día que él venga a comerlos nosotros comeremos también…”
Yo le pregunté: “¿Y quién es él?, ¿Y Cuando va a venir?
Me respondió: “No lo sé… pero el día que venga se comerá todos estos pasteles que ves, y le van a gustar tanto que no dejará de comer!... y entonces nosotros vamos a comer también…”
Siempre me decía lo mismo, mientras platicaba con mi abuelito él se la pasaba horneando…
Aquel aroma a pan llegaba a los rincones más lejanos en muchos kilómetros.
Mi abuelito los horneaba y los decoraba; luego los llevaba a su pastelería, pero… ¡Nadie se los compraba!, ¡Ni se los comían! Yo siempre le pedía a mi abuelito que me dejara comer uno, pero él solo decía: “¡Esos pasteles no te los puedes comer! … Son para un gran hombre, Te prometo que el día que él venga a comerlos nosotros comeremos también…”
Yo le pregunté: “¿Y quién es él?, ¿Y Cuando va a venir?
Me respondió: “No lo sé… pero el día que venga se comerá todos estos pasteles que ves, y le van a gustar tanto que no dejará de comer!... y entonces nosotros vamos a comer también…”
Siempre me decía lo mismo, mientras platicaba con mi abuelito él se la pasaba horneando…