martes, 17 de junio de 2008

Dulces Monstruos pag. 4















Así que, mi abuelito comenzó a darle de comer los pasteles. ¡El monstruo se los comía de una sola mordida!, ¡y le encantaban!, se comía uno y otro sin parar, pero no eran suficientes.
Grandes pedazos de pastel caían de su boca, hablaba y comía al mismo tiempo, no entendía lo que decía… algo así como: cuu maae chiiii tikiii… chiiii!!!, lo único que decía claro era: ¡PAAASTEEEL!
Y me acordé de que mi abuelito me dijo: “Son para un gran hombre, Te prometo que el día que él venga a comerlos nosotros comeremos también”…
Y si el ya se los estaba comiendo, ¿Por qué nosotros no?

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